martes, 19 de agosto de 2014

Nota de prensa: Casting Porteña

THYRESIAS



Actúan: Eva Matarazzo y Alejandro Mazza
Texto: Christian Lange
Dirección: Alejandro Mazza y Alejandro Bilbao


Antígona,…o la perenne tragedia”

Por Néstor De Giobbi

El principal y más recóndito espacio de “Querida Elena” (un singular rincón del barrio de La Boca destinado a la exaltación de las “sencillas artes”…) es el ámbito mágico. Las antesalas (en el tiempo y en el espacio) permiten al asistente contemplar sendas muestras de pintura y escultura, fuertemente expresivas.

El deambular de acceso a la sala todavía depara sorpresas, al permitir el descubrimiento de zonas y recovecos de la casona que (sin proponerse ser un museo ortodoxo), compendia en objetos comunes y de uso diario la historia de incendios, desalojos y transformaciones del barrio que la cobija.

Y la obra que transcurre en…una biblioteca en destrucción…? Una catacumba contemporánea…? El refugio de un par de fantasmas…? Tal vez eso y mucho más. O tal vez,… ( y como bien previene una línea de su texto) “todo esto no sea más que un espectáculo de fantasmas y de sombras...”

Thyresias” es el título de este experimento dramatúrgico de Christian Lange, inspirado en una (tal vez, la mayor) de las tragedias griegas: “Antígona” de Sofócles. Y este título refiere a uno de sus personajes, el viejo vidente que lleva a Creonte (Rey de Tebas, y tío de Antígona) las advertencias de las desgracias que sufrirá éste, como castigo a su impertinencia y terquedad, al impedir el entierro de su sobrino Polínices como venganza y deshonra, y condenar a muerte a Antígona por su desobediencia al enterrarlo, cumpliendo el mandato divino, por entenderlo superior al de los hombres.

Aquí, Tiresias (Alejandro Mazza) aparece reciclado y , al igual que su colaboradora (Eva Matarazzo), enfundados en dos grises personajes que, hurgando y deshojando libros, intentan desentrañar (en el más cabal sentido del términos) los significados de palabras tales como “Tragedia”, “Castigo”, “Justicia” y otras igualmente profundas. Así, cada uno de esos términos se deconstruye, se resignifica,…se valoriza.

Los trabajos de Matarazzo y Mazza (a cargo de un texto difícil de portar) se caracterizan por un juego pendulante entre la “frialdad didáctica” (cuando impersonalmente se enfocan en la transmisión de los conceptos relativos a los términos antedichos), y la encarnadura visceral de sus personajes cuando entran “en primera persona” , y/o éstos (a su vez) dando vida a aquellos otros de Sófocles. Y en ese juego logran arrastrar al espectador al ruedo.

La puesta de Mazza y Bilbao (también a cargo de la operación de luz y sonido, manejando sus “tempos” como solo uno de los padres de la criatura puede hacerlo) apela a un planteo estético/estático (valga el juego de palabras) definido por desplazamientos pequeños y lentos de sus muñecos que, en el marco de la caja escénica de paredes desnudas, con el aporte de una iluminación acotada pero protagónica, y una musicalización pulsante compuesta al efecto por Alejandro Weber, sumerge al público en la atmósfera buscada, visualmente emparentada con la recordada “El poder de las tinieblas”, versión cinematográfica dirigida por Sergio Renán en 1979 del “Informe sobre ciegos” de Sábato.

(…Ciegos…como Thyresias…)

En suma: La experiencia de un paseo por un espacio mágico, para amantes de las “artes gourmet”