domingo, 6 de julio de 2014

Concepción de la puesta en escena y objetivos estéticos

Un hombre mayor, casi anciano, ciego, vidente, testigo y protagonista del pasado, del presente y del futuro, un chamán, un ángel de la historia, un sobreviviente, un profeta sin religión, un hombre a merced del destino.  Su nombre, Thyrêsias.  El espacio-tiempo posterior a una catástrofe.  El instante anterior al final.  El instante previo al  principio…

“Todo esto no es más que un espectáculo de fantasmas y de sombras”.

Esta frase del autor disparó en el grupo una poética afín con nuestros objetivos artísticos.
Por eso elegimos un teatro que expone su teatralidad y de esta manera da cuenta de sí mismo.  La representación y el artificio como faro de nuestra teatralidad. Un discurso que acentúa el carácter de acontecimiento, de acto, por sobre el contenido representativo.

Dice Artaud, refiriéndose a la teatralidad:  “Ese lenguaje es todo cuanto ocupa la escena, todo cuanto puede manifestarse y expresarse materialmente en una escena, y que se orienta primero a los sentidos en vez de orientarse primero al espíritu, como el lenguaje de la palabra…”

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